jueves, 7 de julio de 2011

Las Portadas de Los Cuentos Fantásticos (1)

Hay una publicación de CF que tiene antecedentes tan extraños y es tan desconocida, que son multiples los errores que se encuentran sobre ella en multiples artículos que solemos hallar de vez en cuando.  Como una forma de remediar en algo esta situación pondremos ahora una versión resumido de un articulo, casi inédito, que sobre ella escribimos hace algunos años.

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            Dentro de la historia de la CF en nuestra lengua suele acontecer que nos encontremos con sorpresas, algunas de ellas agradables.  Así tenemos el caso de las revistas en castellano. ¿Cuántos de Uds. saben que también se publicaron pulps de ciencia ficción en nuestro idioma?   Tengo la certeza que muy pocos.


            Sin embargo se publicaron, y no una revista sino tres.  Fueron: Hombres del Futuro, Los Cuentos Fantásticos y Enigmas.  La primera de ellas es la primera revista del genero publicada en castellano (1947), la de mayor tamaño y la primera en incluir sección de correspondencia.  Las restantes dos son expresiones mexicanas, siendo Los Cuentos Fantásticos (LCF) la más interesante de ambas por varios motivos, entre los cuales se puede destacar  su longevidad y su temprana aparición en el mercado.


            LCF comenzó a publicarse en Julio de 1948, con una periodicidad inicial que no puede resultar sino sorprendente: quincenal. En sus primeros números tuvo 50 páginas por número, y publicidad comercial -evento muy poco común en la historia de las revistas de CF en castellano.  Muy pronto, en el número 9, pasó a incluir del orden de 66 páginas por número para bajar a las 50 a contar del 26 y continuar disminuyendo en forma paulatina hasta las 42 páginas de la última edición, la número 45 fechada el 15 de Abril de 1954. 


            En cuanto a la publicidad, puede decirse que esta desapareció con el numero 8, ya que desde la siguiente edición encontramos unicamente una hoja de promoción en la contratapa dedicada a la venta de libros y revistas -en inglés y con precios en dolares- de SF por una persona que se identifica como Weaver Wright.   Este tal Weaver no es sino un seudónimo más de Forrest J Ackerman el cual tuvo mucho que ver con la revista, al igual que parte importante del fandom de la ciudad de Los Angeles, CA.


            Analizando el contenido de los ejemplares publicados, se puede observar que el contenido es sumamente ecléctico, variando:


> desde el relato de space-opera (El Napoleón del universo[], George J. Frederick),  al clásico (El libro del canónico Alberico, [Canon Alberic's Scrap-Book], M.R.James);

> desde el chiste de SF (F3-Wg, José Codo) hasta la fantasía heroica (Los espejos de Tuzun Thune, [The Mirror of Tuzun Thune], Robert Howard);

> desde Weird Tales (Cuando los capullos llameantes florezcan, [When the Flame Flowers Bloomed], Leslie Stone), hasta Astounding (Destino a la Luna, [Shooting 'Destination Moon'], R.A. Heinlein), pasando por los fanzines The Acolyte (Ervool [Ervool], Fritz Leiber**).


            Según Forrest J Ackerman el director de esta revista habría sido Antonio Helú, dato que nunca apareció publicado señalándose, en cambio, un supuesto Jefe de Redacción llamado José Sotres.  Según la misma fuente, Helú le confesó que el material para los primeros números lo extrajo de diversos pulps que él encontró en su país.  Posterior al número cinco, Ackerman se puso en contacto con él y ofreció enviarle material escrito y gráfico sin costo, como una manera de ayudarlo a mantener viva la revista, y sembrar la ciencia ficción en México (obviamente con la venia de los respectivos autores). Podemos aquí señalar además que el mismo Helú había vivido un tiempo largo en L.A. desde el año 1929 luego de un evento político, aprovechando de estudiar cine allí.


            La comprobación de esta colaboración la podemos encontrar revisando el indice de los números conocidos.  El autor más publicado es E. Everett Evans, un muy conocido fan de los años 40 y 50 con al menos 17 relatos, siendo que Evans prácticamente no posee cuentos publicados comercialmente en revistas norteamericanas.  También hallamos varios relatos del mismo Ackerman, bajo su propio nombre o con sus variados seudónimos: Weaver Wright y Nick Beal (al menos 7 relatos tanto solo como en colaboración).  Por supuesto hay obras de los autores clásicos: Heinlein, Van Vogt, Bradbury (7 relatos), Merritt, Tenn; junto a la firma de autores practicamente desconocidos en el resto de las revistas profesionales: Laurence Cahill, Cecil Corwin, Burton Crane, Laurejean Ermayne, Lou Goldstone, Francis Hatch, Lilith Lorraine, Rory Magill, Wilbur Peacock, Tout Malgré


            En cuanto al material gráfico podemos separarlo en portadas e ilustraciones interiores.  Las portadas son todas reproducciones de pulps norteamericanos de muy variada índole, aún cuando el “look” semejante a las portadas de FFM haya conducido a la errónea conclusión de ser una versión en castellano de la misma. Encontramos portadas desde Weird Tales, Amazing Stories, Planet Stories, Unknown, Startling Stories, Famous Fantastic Novels, Miracle Stories, Thrilling Wonder Stories, Astounding, Marvel Science Stories.  Dentro de los ejemplares conocidos se encuentran solo dos ilustraciones originales, debidas a Henry M. Eichner y Foleno.




            Las ilustraciones interiores abundan en los primeros veinte números, para comenzar a hacerse escasos y prácticamente desaparecer en la última decena.  Al igual que con los cuentos, hay ilustraciones de dibujantes conocidos, y otras de aficionados.  Hay muy buenos ejemplos de  legendarios artistas como: Leydenfrost, Paul, Finlay y Book. Y también hay algunos buenos aportes de los aficionados: Joe Gibson, R.K.Murphy,  Jon Grossman y Bill Kroll. Estos dos últimos son además realizadores de uno de los primeros fanzines en EEUU: Scientifantasy.   También se publicaron algunas de las ilustraciones de página completa realizadas por Neil Austin para la serie Masters of Fantasy que publicó la revista Famous Fantastic Novels con textos de Forrest J  Ackerman (4).


             Cuando la revista se encontraba en plena decadencia recurrió al expediente aún más sencillo que el de piratear una portada a otra publicación: se pirateo a si misma.  Por ejemplo en el número 44 se repite la portada del número 8. Y así como se copió portadas a sí misma, también copió ilustraciones, las cuales, obviamente, ya no tenían ninguna relación con el cuento que supuestamente ilustraban.


            A contar del número 24 comienzan a publicarse cuentos de autores nativos, especialmente mexicanos y con temática fantástica. Hemos reconocido 15 autores de apellidos hispanos, algunos de ellos conocidos como Jorge Rodolfo Walsh  o Alvaro de la Iglesia.  También encontramos trabajos de algunos autores mexicanos que hemos llegado a conocer como parte de un grupo de artistas –del que Helú formaba parte importante- y que también fuera un factor sumamente importante en la historia del cine en Mexico.  El mismo Helú, Juan Bustillo Oro (quién tiene de hecho un par de cuentos publicados en LCF),

Tal parece que efectivamente los encargados de la revista desean incentivar la producción local.  Para ello recurrieron a un mecanismo utilizado muchos años antes por Hugo Gernsback: publicaron una portada y ofrecieron un premio al mejor cuento que se adecuara a ella. Así la portada correspondiente al número 27 es inédita, dado que fue utilizada para el concurso de cuentos, siendo realizada por Henry Eichner.  En el número siguiente se publica en cuento ganador titulado El Vengador escrito por Miguel Rendón. Es este un relato fantástico al estilo tradicional de fin de siglo, y sin mucha gracia.  En su defensa puede decirse que la ilustración de portada no era para nada inspiradora de ideas brillantes. Ahora si sabemos la especialidad de Eichner, la ilustración tiene más sentido: era un artista especilizado en temas médicos (y que instalado en Los Angeles realizara algunos trabajos para varios fanzines).

             En toda su historia la revista nunca tuvo otras secciones que no fueran los cuentos mismos.  No existió editorial, ni introducción, ni presentación.  No hubo correspondencia, ni comentarios de libros.  Publicidad tuvo alguna, como ya vimos anteriormente

             La editorial responsable de la publicación fue Editorial Enigma quién además de Los Cuentos Fantásticos publicó una revista de relatos policiales.  Ello es consistente con otra información que hemos podido recolectar, relativa el gran interés de Helú por el género policial, donde incluso publicó novelas y cuentos, y una revista paralela a LCF que, dedicada al genero policial, duró muchos números: Selecciones Policìacas y de Misterio.


            Según Forrest Ackerman nunca nadie ganó dinero con la revista. Las unicas personas que recibian paga eran los traductores. La tirada habría sido del orden de 5000 ejemplares, de los cuales se vendían unos 3000. Curiosamente en el sitio más insospechado es donde puede encontrarse parte importante de la historia de la revista.  El fanzine FANTASY TIMES de James Taurasi, posee en sus paginas innumerables noticias, lo cual reafirma todo lo que hemos mencionado respecto al contacto de Helu con ellos, primero a través de F.J.Ackerman y luego de manera directa probablemente (conocemos de al menos 34 noticias publicadas entre los años 1948 y 1954 de este muy longevo fanzine, las que incluso incluyen una portada en la edición de la segunda quincena de 1949 que reproduce el ejemplar 14 de LCF).

            En total LCF publicó 45 números, desde 1948 y hasta 1954.  Una cantidad realmente sorprendente de ejemplares, solo superados en la historia de las revistas de SF en nuestra lengua por las legendarias Más Allá (48 números) y Nueva Dimensión (148 números). 

            Así las cosas, preguntarse sobre el verdadero impacto de LCF en la creación e incentivo de la SF en México no tiene respuesta.  Por lo demás resulta claro que no se distribuyó fuera de México al resto del mundo hispanoparlante, con la excepción de las ciudades con gran población latina en USA (caso de Los Angeles donde fue vista por Forrest Ackerman y demás miembros del fandom local), por tanto no influyó para nada en el resto de los paises hispanoparlantes.

            Ha existido un desarrollo de la SF en México, como podemos efectivamente atestiguarlo.  Pero no podemos reconocer influencias de esta revista.  De hecho el material de esta revista, como ya indicáramos, no puede considerarse sino disparejo.  Tal vez únicamente podemos mirarla como una reliquia histórica, un pulp a la norteamericana -con todos sus defectos y algunas de sus virtudes-, pero hecho en México.  De todos modos no merece el olvido al cual está relegada, y la información dispersa y tergiversada que se puede hallar hoy.

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