El chileno Alejandro Jodorowsky, artista múltiple, ha incursionado en
innumerables artes sin desdeñar casi ninguno, y siempre con un gran interés por
lo fantástico y la ciencia-ficción.
Anteriormente ya dedicamos una entrada a contar su historia en la
revista publicada en México en conjunto con el colombiano Rebetez “Crononauta”.
Revisemos hoy algo de su pionero
trabajo en el guion de comics de ciencia-ficción. Nos referimos a la historia “Anibal
5” que se publicara también en México en el mes de Octubre de 1966 con dibujos de Manuel Moro.
En total se editaron seis números bajo
la editorial Teorema (una subsidiaria de Novaro), los que se distribuyeron muy
poco, y prácticamente solo en México, por lo que son hoy muy poco conocidos,
mas aún dado que no se han reeditado.
Años después, cuando Jodorowsky ya tenía alguna fama en el mundo del
comic, se hizo una nueva versión dibujada esta vez por Georges Bess, y que hoy se puede
encontrar en varios lados, en formato de libro.
Conversemos hoy de la versión
original. Una de las primeras
características que podemos ver, es el formato: es la clásica revista en
formato comic-book, con un papel de
baja calidad. Lo otro que también llama
de inmediato la atención es el atrevimiento.
Se atrevieron los autores a intercalar “diálogos” entre ellos (dibujante
y guionista) como parte de la historia.
Se atrevieron a ser originales, a incluir escenas de contenido sexual, a
no temer de ser catalogados de ridículos, a usar un modelo como portada y no un
dibujo. En fin son muchos los
atrevimientos.
La historia corresponde a la vida de
un agente de la A.L.A.D. (Agencia
Latinoamericana de Defensa) que acepta ser transformado parcialmente agregándole
diversos “gadget” y artilugios
mecánicos a su cuerpo para transformarlo en una eficiente máquina de
investigación, defensa y ataque. Sus
misiones lo enfrentan a variados enemigos, todos con características únicas,
explosivas, poderosas, sorprendentes, pero todos malignos.
Lo mejor para nuestro agente son los
fines de misión, donde recibe la adecuada recompensa por parte de hermosas
mujeres, cual si fuera un paraíso de huríes.
El aspecto sensual resulta así estar siempre presente, en todas las historias,
en el protagonista, y en las
recompensas.
Recién en el ejemplar número cinco –del
total de seis- incluye una portada con un dibujo a color en vez de la foto que
había estado exhibiendo hasta entonces.
Curiosamente esta portada es la única aparición de un chileno en la
Enciclopedia de los Comics del año 1976 editada por Maurice Horn, la “The
World Encyclopedia of Comics”
En un blog mexicano dedicado al comic
encontramos: “Anibal 5 fue un escándalo no sólo por sus trama
complicadas del primer Ciborg en
aventuras sexuales, sino por lo caro que resultó en su momento la producción
del ambicioso proyecto, en sus portadas apareció Jorge Rivero como
el androide más sexual de todos los tiempos. El mismo año de su publicación fue
considerado uno de los principales personajes en el año junto con Fantomas de Lara y Cardona Peña, Carlos Lacroa y Juan José Panadero “El Payo” de Guillermo Vigil.”
Y en
otro encontramos las siguientes palabras de Alejandro: ““Se trata de un cómic
de ciencia ficción, publicado en un momento en que en México no se producía
algo parecido. La Editorial Temporal, filial de Novaro, le apostó al color, lo
cual hizo que su precio se elevara bastante, además de que la temática
conflictuaba un poco a los lectores”.
El
trabajo no fue entonces un éxito comercial, pero ciertamente eso historia.
Fuera del mundo del comic también recibió reconocimientos, como el artículo en
uno de los primeros ejemplares de la revista Nueva Dimensión titulado
“Aníbal 5, un cyborg demasiado humano”
lugar desde el que obtuvimos la primera referencia a este increíble trabajo.
2 comentarios:
El editor responsable fue Rafael Ruiz Harrell.
Saludos, José Ruiz de Esparza
Hola,
Un par de aclaraciones, en aras de mayor precisión, si me permites:
1) Fantomas fue obra de Rubén Lara (dibujante) y Guillermo Mendizábal (editor), no de Cardona Peña (director).
2) La editorial de Aníbal 5 fue Temporae, no Teorema, ni Temporal.
Aparte de lo anterior, gracias por comentar sobre esta obra tan singular y poco conocida de Jorodowsky.
Un abrazo,
Luis
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