Revisaremos hoy dos revistas de la primera hornada de
producción local en Zig-Zag. Luego de la creación del Departamento de
Historietas en Zig-Zag -a fines de
1964 al parecer-, se comienza a trabajar en una serie de revistas ya en formato
comic-book. Ellas aparecen en 1965,
comenzando por la muy destacada Rocket,
que estuvo a cargo de Themo Lobos. Hoy revisaremos otras dos revistas que
surgieron al poco tiempo. Nos referimos
a Mundos
Fabulosos y Sueños Maravillosos.
Ciertamente lo primero que llama la atención de ellas es
su nombre. Claramente el nombre estuvo
inspirado en aquellos lejanos pulp anglosajones, tipo Amazing Stories, Startling
Stories o Marvel Tales, y deben haber resultado algo ajenos a los
lectores de entonces que no pudieron identificar un tema preciso en su
contenido, ni tampoco pudo asociar con algún tema de moda como si aconteció con
Rocket (en los comienzos de la era
espacial), o El Capitán Júpiter (claramente un superhéroe).
Así tenemos un primer problema. No es posible identificar un género que se
asuma a partir del título, y muy pronto se suma un segundo problema. Las portadas son poco felices. No llaman –en general- a un tema de aventura
ni resultan atractivas. Por ejemplo: Una
bruja sobre un fondo verde, o un mago oriental (tipo mil y una noches) con
fondo blanco y un joven también oriental blandiendo una espada.
Respecto a su contenido, en ambas se observa un interés
en los temas fantásticos, de terror o de ciencia-ficción, aún cuando tienen una
leve orientación distinta. Sueños Maravillosos (SM) se enfoca más a temas de origen orientalista o de
naturaleza griega (Narciso, Plutón, Hércules, etc), mientras en Mundos
Fabulosos (MF) hay una pequeña inclinación a temática de
ciencia-ficción. Pero más allá de lo
anterior son muy semejantes. Según
testimonios de dibujantes de la época, ambas era dirigidas por Gilberto Ulzurrún al que, según comenta
Juan Fco. Jara, las revistas “se le fueron de las manos”. Con esto creo entender que no pudo
encauzarlas debidamente, y solo resistieron 11 ediciones.
En general cada ejemplar tenía tres o cuatro historias,
mas una par de páginas de humor. Los artistas de la época eran muy parecidos a
los que se ven en otras revistas de la misma época. Citemos a German Gabler,
Manuel Cardenas, Juan Fco. Jara y Oscar Camino entre los que mas aparecen, sumados
a Abel Romero, Enrique Calvo, Hernán Jirón, Ricardo Gutierrez , Mario Igor, Mauro
Cabrera entre otros. Los trabajos que
mas se pueden destacar hoy corresponden por muy lejos a los trabajos de Camino,
casi siempre escritos y dibujados por el
mismo.
Otros dibujantes se orientan a crear personajes en serie, aun cuando la escasa cantidad total de ejemplares (22 entre
ambos títulos) no permitiera mucho desarrollo. “El Mago” de German Gabler, “El
duende” de guionista desconocido y dibujos de Jara y Sam; “Papa Joe”, personaje
que aparece en las dos revistas y creación de German Gabler.
Algunas historias de terror ya presagian lo que se verá
más adelante con el Dr. Mortis, por ejemplo en la historia “El pacto” trabajo
anónimo de venta del alma al diablo y sus consecuencias en MF 10. Y por supuesto hay bastantes trabajos de
ciencia ficción como para que las revistas sean de nuestro interés. Citemos algunos de ellos sin ser exhaustivos.
Casi todos los trabajos de Camino: “Vuelo
Nocturno” (SM 6) en donde en un vuelo por avión un científico escucha por
la radio de a bordo transmisiones primero del pasado y luego del futuro, “Puerta al pasado” (SM 8) un largo
trabajo con una historia de amor en el periodo de Guerra Civil norteamericano,
una pareja y el tiempo; “Fuga” (MF 6)
de un dictador del futuro cercano que antes de presenciar su derrota se criogeniza
y despierta muchos años mas delante de lo que él pensó; o los trabajos de Juan
Francisco Jara “El extraño viaje de Jardor”
(MF 8) sobre una viaje inadvertido en el tiempo de un navegante vikingo; o “Fuga al pasado” en MF 9 sobre un
científico que debe huir de las manos de la justicia y para ello usa una
máquina de su invención que lo transporta al sitio menos esperado.
Al igual que sucedía con la creación en otros géneros de
la historieta en Chile (bélico, de espía, del oeste, etc), los patrones y las
realidades que se mostraban eran foráneas.
Por un lado un reflejo de la literatura de fantasía que se leía y que
servía de inspiración, así como de una tendencia a lo de “afuera” que se mantendría mucho
tiempo siendo solo revertida temporalmente durante la producción en la
editorial Quimantú (1971-1973), pero eso es otra historia que veremos en otro
momento.
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