Durante mucho tiempo, la única forma de escuchar música en
el mundo era con intérpretes en vivo. Es por esto que era tan necesario que en
las familias se enseñara la interpretación de algún instrumento, el cual en la clase más
alta fue casi exclusivamente el
piano. Pero también de la misma forma
era necesario que existiera una provisión de las correspondientes partituras
para que se pudiera tocar los distintos temas.
Dentro de este ámbito se creó una industria a través de la
edición y publicación de las mismas. Y como eran objetos que necesariamente se
veían y exhibían, la portada generaba un imán para atraer compradores. Por lo
tanto la preparación e ilustración de estas portadas en las partituras generó
un arte propio.
En Chile la tradición española hacía que el instrumento
preferido para acompañamiento de tertulias fuera la guitarra. Ya con la
independencia, y la llegada de comerciantes extranjeros, el piano comienza cada
vez más a tener preponderancia, transformándose pronto en el instrumento que
acompaña las veladas.
Así las cosas es en la ciudad de Valparaiso en donde se
concentran los primeros comercios
especializados en partituras e instrumentos, especialmente de pianos. Inicialmente las partituras eran obras
doctas, y algunos sones populares. Y ya
para fines del siglo XIX y comienzos del XX el género que se popularizó fue el
de las canciones de moda, que fueron los animadores de fiestas y encuentros.
Varios locales fueron famosos en la historia de Chile, como la Casa Amarilla.
De hecho en algunos hogares era usual que agruparan sus
partituras y, las empastaran, de forma tal que no se perdieran y estuvieran a
mano. De allí el origen de algunos álbum con unas 20 a 40 partituras y la
identificación de sus propietarios.
Con la llegada de la radio como medio de transmisión, y de
la gran popularidad que los programas musicales rápidamente adquirieron, y casi en paralelo el invento de los gramófonos y la industria disquera, hizo
desaparecer esta industria. Hoy se las puede
hallar en librerías de viejo por montones porque ya no tiene mayor uso salvo
para unos pocos.
Hemos exhibido hoy una pequeña muestra, incluyendo por
cierto múltiples ejemplos de Chile, buscando aquellos con alguna interesante
imagen de portada. Los autores, por cierto, casi nunca son identificados aún cuando presumimos que la fuente de la mayoría de ellos se puede encontrar en obras originarias de otros países.
1 comentario:
Alcancé a conocer esas partituras en algunas casas a las que era llevado de visita. Casas altas y silenciosas donde al lado del piano había un mueble con partituras, testigos ambos de una época pasada en que, algo extraordinario para estos tiempos actuales, la única manera de acceder a la música era ¡escuchándola en vivo!.
Publicar un comentario