Dentro del anecdotario nacional relacionado con el mundo del
comic y la caricatura hay un caso distintivo de abuso de la autoridad, que sin
respeto por leyes ni moral, un presidente simplemente contrató delincuentes
para agredir a dibujantes y periodistas casi hasta la muerte cuando creyó que
su honra estaba manchada. En particular queremos ver cuál fue el resultado de
ataque en el dibujante afectado, Santiago Pulgar, sobre cuyo destino final se
han tejido elucubraciones que –en algunos casos- han llegado hasta textos casi
académicos.
De lo que sabemos es que Pulgar vino a Chile el año 1891.
Había nacido en la ciudad de Madrid el año 1851, e integrado en la Marina de su
país, y allí condecorado con la Cruz Naval.
Se dedicaba a la pintura, el dibujo y también colabora en la creación de
escenografías. Sus trabajos de pueden
hallar en una serie de revistas en los albores del siglo XX, y así también con
el periódico El Diario Ilustrado, donde su oficio se usó para ilustrar
noticias. Por ejemplo el caso de la
noticia del día 19 de Abril de 1902 con “El último Choque de Tranvías”
en la esquina de Catedral de la Plaza de la Independencia. En 1901 está ilustrando en Instantáneas
y otras publicaciones.
Su hogar para el momento de la agresión, en calle San
Antonio 29, era sitio de reunión de artistas. Se ha citado la presencia de D’Halmar, Juan Francisco Gonzalez, Valenzuela
Palma y Ortiz de Zárate.
Para el año 1904 está trabajando en la revista La
Comedia propiedad del ciudadano italiano Hector Lacquantini. Su labor
fundamental es en caricaturas da sátira política. Así en el ejemplar número 24 se incluye un
dibujo en donde se muestra al presidente Montt al piano en la Moneda (una
novedad que recién había incorporado por pedido de su esposa) mientras puede
verse a una pareja bailando cueca. Son
la buena moza esposa del presidente y uno de sus ministros, el más galante por
cierto. Con el texto y la imagen se induce una relación inmoral entre los
bailarines, cosa que por cierto era un comentario que se hacía ya en la ciudad.
La ira de Montt llegó a tal nivel que envió a tres delincuentes
premunidos de un palo al domicilio de: el director de la publicación, el
dibujante y a Roberto Alarcón Lobos (redactor de los versos). Mientras Lacquianti logra salvar la
situación, no sucede así con Pulgar que es brutalmente agredido en su cabeza
siendo salvado por su cuñado que acudió a los gritos destemplados de su
esposa. Atrapado el delincuente, junto
con el arma agresora, son entregados en la comisaria. Sin embargo “logran huir desde allí” y no
llegara juicio. Pulgar levanta entonces un reclamo al cónsul Español
quién, al igual que el de Italia con Lacquianti, prefieren no intervenir
acusando cualquier excusa.
Entonces Pulgar y toda su familia deciden salir de vuelta a
Europa. Se organiza el viaje y las tres
semanas aproximadamente toman el barco llegando a España para pasar luego a
Francia, luego de 16 años de residencia en Chile. Sabemos de su acción en la creación de
escenarios en Madrid y Barcelona para el año 1911.
Al parecer en Francia comenzó allí a usar el nombre de Jacques en vez
de Santiago. Y es justamente como
Jacques Pulgar que aparece inmigrando en los EEUU a través de Ellis Island en
el año 1920.
Allí Pulgar continuó su labor como pintor hasta su fallecimiento el año
1931. Dejó en EEUU a toda su familia que
incluye a varios artistas tanto del pincel como de la música.
2 comentarios:
Una triste historia para graficar que el poder siempre ha temido a la caricatura, la mofa. Es paradojal como se puede detentar tanto y sentirse socavado por algo mínimo, como un gran elefante que teme la caminata del ratón. Quizás el elefante conoce algo que nosotros no. Que la pluma puede herir mejor que una espada.
El humor politico tiene muchas características, una de ellas es poder expresar cosas que de otra forma serían imposibles de describir.
Estoy a punto de concluir el tercer Catálogo del Comic Chileno estos días, justamente dedicado a la Sátira Política en nuestro país, y es impresionante lo delicado y peligroso que hacer este tipo de humor ha llegado a ser en ciertos momentos.
Gracias por tus comentarios.
Moisés
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