Parte I: desde su origen hasta 1979
Nacimiento, Evolución, Gloria y
Crisis, o Un caso de desarrollo frustrado
Hay muy pocos estudios dedicados al comic producidos
por chilenos, y en las enciclopedias y trabajos de investigación alrededor del
mundo, no hay prácticamente ningún rastro. Tenemos que expandir nuestra
búsqueda y englobar trabajos dedicados a la ilustración y al humor gráfico en
Chile para tener una primera aproximación. E incluso dentro de esos pocos, hay
algunos que incluso señalan a la Ciencia-Ficción (CF) como una expresión casi
inexistente en la historia nacional de este arte.
Sin embargo la verdad es que el comics de CF
evolucionó en Chile como era normal, en forma paralela al desarrollo mismo del
género literario y de la historieta en general.
Ya en 1924 vemos sus primeras muestras, en un desarrollo que se ha
mantenido hasta el día de hoy. En un principio lo que se realizó fue en general
adaptaciones de obras clásicas del genero (Rosny, Conan Doyle, Wells). Y el
medio preferido fueron las revistas infantiles: El Peneca, El Cabrito, Simbad, Don Fausto, por citar las más importantes.
Algunos casos destacables por la innovación y atrevimiento
en su dibujo, vieron truncados su arte ante la súbita descontinuación de la
revista, atribuibles a crisis económicas, estrechez del mercado y otras
alternativas laborables (especialmente en el rubro publicitario), en una
situación que se repite de forma crónica.
Pero esta primera época de evolución y
experimentación, parte de parámetros europeos en el formato y estilo (cuadros
fijos y textos de apoyo en cada uno). Ya avanzada la década de 1950 y
acercándonos a los años 60, el moderno estilo de globos de diálogo logro expandirse
y ser de uso universal.
Surgen en esos años, los primeros profesionales con
trayectoria en el género, y ante la avalancha de revistas de comic provenientes
de México a comienzos de los 60 (Novaro especialmente), una editorial nacional ve
la oportunidad de aprovechar esta cantera de dibujantes existentes y producir
nuestros propios comic-book para toda
América Latina. Es 1965 y nace el
Departamento de Historietas de la editorial Zig-Zag. Desde allí una gran cantidad de títulos, en
muchos géneros comienzan a ser el resultado del trabajo de chilenos. Y desde el comienzo la CF tiene un destacado
lugar con la revista Rocket, dirigida
por Themo Lobos, un grande de la historieta y con clase mundial, seguida muy
pronto por otras como Capitán Júpiter, ComicNauta,
Robot, etc.
Otras editoriales más pequeñas hacen también su
aporte, y además se suma producción extranjera, especialmente española con los
trabajos ya clásicos publicados a contar de 1969 en la revista Delta 99: la serie 5 x Infinito de Esteban Maroto y el mismo Delta 99 de Carlos Gimenez.
Toda la producción de esos años, transforma al periodo
que va de 1964 a 1972 en una auténtica Edad de Oro. El comic-book
reina en gloria y majestad y los dibujantes y guionistas pueden vivir de su
arte. Pero pronto la crisis económica y política se hacen presente, y la
producción local disminuye fuertemente, con un golpe de estado por medio en
septiembre de 1973.
Por un tiempo algunos logran mantener el arte en pie y
encontramos expresiones hasta los años 1975 y un poco después, pero nuevamente
la crisis económica y la persecución política detienen el esfuerzo, y los
artistas deben sobrevivir con el dibujo publicitario e ilustración, mientras
algunos otros se van al exilio o se asumen trabajos por encargo de editoriales
extranjeras. Esos años se ven muy pocos
trabajos, y en CF casi nada, culminando la década con un anti-superhéroe, fiel
reflejo de la época. Nos referimos a SuperCifuentes quien, desde una revista
de oposición a la dictadura y disfrazada de revista musical, La
Bicicleta, sale a proteger a los desamparados terminando en todos los
capítulos en prisión.
En el ciclo descrito podemos apreciar el nacimiento
del comic por autores nacionales, y muy pronto el destaque de quienes serán los
actores más importantes del género de ciencia-ficción: Oscar Camino, Máximo
Carvajal, Themo Lobos, Mario Igor. Destacadas publicaciones, hoy parte del
acervo nacional de la historieta: Rocket,
Ventarrón, Jungla (época bajo Gabriela Mistral), Capitán Júpiter, y reproducciones de trabajos señeros en el mundo,
y que revitalizaron el género en España: 5
x Infinito y Delta 99.
También pudimos apreciar la consolidación del modelo comic-book, a través de las revistas de
Zig-Zag y las de Lord Cochrane. Pero la década del setenta termina con un
mercado colapsado, donde lo único que sobrevive es la reproducción de ediciones del mercado norteamericano: Spiderman,
Conan, Ironman; pero ya donde la participación de la producción nacional
desaparece, y lo que debió ser una continuidad del trabajo en un esquema
maestro-aprendiz es truncado de raíz.
Tendremos que esperar a la nueva década para ver
resurgir el trabajo en el comics, pero ya no es lo mismo, y se debe recomenzar
a andar un camino que creíamos ya recorrido, en una sociedad que había
cambiado y cuyas necesidades de entretención se transformaron.<>
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