La revista Don Fausto tuvo dos fases claramente distintas. Daremos hoy un vistazo a la primera de ellas.
Es el 27 de Agosto de 1924 y la revista Don
Fausto sale semanalmente al público con un tamaño de revista estándar (18 x
25 cm), a cuatro colores, y con mucha historieta en formato de cuadros con
textos de apoyo en cada uno (el cincuenta por ciento del contenido). Esta pionera
publicación se sustentó en la popularidad del personaje que se publicaba con
singular éxito en el diario El Mercurio
desde 1922, y así en todo el mundo (domo lo testimonia el haber sido el
primer trabajo de historieta “sindicalizado” desde USA a todos los rincones del
mundo).
También se incluían historias ilustradas, y
en algunos números fotos de sus lectores, de manera muy similar a lo que hacía El Peneca en ese entonces. Son distintas, por cierto, la edad de los
retratados, pero llama la atención la similitud de la idea. Inicialmente es el
personaje que da nombre a la revista quién asume la portada, durante la primera decena de ejemplares, para
luego pasar a otros personajes, desapareciendo por completo Don Fausto y sus
amigos en la revista en el ejemplar 19. Esta historia corresponde a la
historieta anglosajona “Bring Up Father”
y es sobre un inmigrante que se hace súbitamente millonario ganando la lotería,
pero que no puede ni desea abandonar a sus amigos y sus costumbres, mientras su
esposa, Crisanta en la versión chilena, solo desea mostrarse como nueva rica.
En su interior la revista incluye una serie
de otras obras de historieta de una o dos páginas, prácticamente todos ellos
trabajos extranjeros. Destacan por
sobre todo los trabajos dedicados a los –entonces- populares personajes del
cine mudo norteamericano como “Harold
Lloyd” o “Gale Henry de la ‘Mack
Sennett’” (conocida productora en esos años con destacados y famosos personajes
cómicos del cine mudo).
Es con el ejemplar 29 cambia de formato y contenido. Se transforma en
una revista dedicada a las novelas y cuentos publicados como folletines
ilustrados de todos los géneros, con inclusión muy esporádica de
historietas. El tamaño cambia creciendo
hasta alcanzar el que tendría la mayor parte de su existencia, de 21 por 28 cm.
y con portada e interiores a dos
colores. Como se señala en las mismas
páginas, esto se hace “siguiendo la
tendencia de las más progresistas revistas infantiles modernas”.
En lo que nos interesa principalmente en
este Blog, el gran evento se produce con
el número 14, en donde las páginas centrales se dedican al primer trabajo de
ciencia ficción en Chile. Nos referimos
al Viaje
de la Tierra a Marte. A contar
de este número, y hasta el fin de la primera etapa, vemos las desfachatadas
historias del sabio profesor Plum y el fiero
capitán Flan.
Supo
imponerles el autor a sus personajes la gracia de dos personajes chilenos, pero
que por sí solos no fueron suficientes para sostener la obra muchos capítulos.
Así puede señalarse en los quince capítulos, tres etapas muy claras. Primero el
viaje mismo desde Santiago hasta Marte; luego y ya en Marte conociendo las
diversas especies marcianas; y finalmente en un viaje por los canales -llenos
de agua- de Marte con el ingreso de dos nuevos protagonistas Chanchulin y Mameluco. Este ingreso de Chanchulin y Mameluco (nuestros Hans y
Fritz de los KatzenjammerKids) le permitió al autor generar
más fácilmente una historia auto conclusiva, -más allá de ser una serie
continuada- terminando cada semana con algún fin de capítulo que además
enganchara para motivarlo a leer la continuación.
Esta obra
es fruto del trabajo del dibujante Andrés Magré Furet, quien luego de este
trabajo se marchó a Buenos Aires donde colaboró con varias publicaciones
(incluyendo Billiken), volviendo a
Chile a fines de la década del 30 y para
asumir en una compañía de distribución de películas de USA. Terminada la guerra
Magré sale del país, para trabajar en distintas empresas relacionados con los
medios en USA y Canada.
2 comentarios:
Hola Moises, veía tu blog con las reseñas de éstas antiquísimas revistas, tengo varios ejemplares de la época de los 40's, como también El Cabrito y El Peneca, me las dejó un tío y están en perfecto estado ... muy increíble para los años que tienen, saludos !!
Amigo Ricardo:
Gracias por tu comentario. Si, es un honor disponer de una herencia como la que mencionas, y es importante que las cuides para que otros puedan tambien luego disfrutarlas. No es lo mismo hojear un ejemplar original, que ver una edición digital.
Un abrazo.
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