En el año 1983 se produce un
milagro. Por vez primera en mucho tiempo
una nueva revista de comics se comienza a publicar en Chile. Bajo el curioso nombre de Tiro
y Retiro (término usado para referirse a la parte interior de la
portada y la contraportada de un libro o revista), un grupo de jóvenes artistas
se lanza en una aventura casi impensada.
Habían pasado diez años desde el golpe militar, y términos como
"apagón cultural", "fuga de cerebros", "fiestas de
toque a toque" eran aún el pan de cada día, mientras la crisis económica y
la censura mantenían ocultas toda forma de expresión.
La publicación de comics hechos
por artistas nacionales habían cesado ya hace un buen par de años, y solo
mostró un pequeño respiro (muy pequeño) con el suplemento de historietas que a
contar del año 1980 y por empuje de Vittorio de Girolamo publicó el diario La
Tercera durante unos meses. Ni hablar de
revistas.
Con una gran escasez de recursos,
pero con una gran osadía, impulsan esta publicación titulada Tiro
y Retiro que -con los ojos de hoy- más parece un fanzine. Tanto es así, que al primer ejemplar le
designan por número el 0 (usual característica de faneditor). Uno de sus impulsores fue el entonces muy
popular escritor Jorge Sasía, un éxito de ventas con libros que mostraban una
vena crítica a la sociedad chilena, dentro de los límites de "lo
posible" entonces, y en un tono humorístico que llamó la atención dentro
de la aridez cultural existente en el país.
En un Blog del Dr. Vicious, parte
del grupo que creó esta revista señala con las siguientes palabras el ambiente
en donde esta revista sale a la luz: " El autor de estas líneas y otros tres
o cuatro amigos participamos en esa revista, "Tiro y retiro".
Paradójicamente, casi me atrevería a decir milagrosamente, cada vez que nos
reuníamos a planificar el número siguiente irradiaba de nosotros un aura
de entusiasmo insólito, que surgía al vaciarse tantas quimeras sobre la
mesa de trabajo: la expresión libre, la búsqueda de la belleza como arma
redentora, la fama que nos daría el sustento económico. En las veredas había
más cesantes que colillas de cigarros; lo veíamos con nuestros propios ojos al
subir a la pobre oficina de la calle Nataniel, que alguien nos prestaba de pura
buena gente."
Su postura expresada en la
editorial señala que desean juntar “el humor y la historieta” y por ello se
incluyen algunos textos, en revistas cuyo inmenso contenido es material
gráfico. Pueden imaginar lo difícil que
debió ser en ese momento.
Edición en blanco y negro, con papel
de baja calidad, 36 páginas y una mezcla de comics de varios artistas y generos,
donde predomina el humor, sarcástico y negro, pero humor al fin y al cabo. En
sus dos primeros ejemplares el escritor Jorge Sasía es quien hace de director,
pero ya en el tercer ejemplar es reemplazado por Sergio Mardones, parte del
pequeño grupo que junto a Sasía se sumaron a este experimento en la parte
gráfica: Sergio Mardones, Angel Arias, Orlando, Joel Espinosa, Malatesta,
Papaette, Ricardo Fuentealba, Alejandro.
Aun cuando el interior es en
papel de baja calidad, las portadas lo son couche
siempre en blanco y negro. Los dos primeros (los números 0 y 1), son de tamaño
pequeño, que sube con los dos finales.
Se podía encontrar en librerías "alternativas" (ósea que vendían
material de poesía y otras revistas alternativas al régimen oficial imperante),
y unas pocas librerías que traían material de comics extranjero en brillantes
publicaciones a exorbitantes precios y en donde la mayoría (y me cuento en ese
grupo) solo íbamos a mirar porque los precios eran imposibles.
Una gran revista que merece un
recordatorio algo más permanente que el papel en que está impresa. Tal vez un
volumen que muestre la labor de las historietas y revistas en esos tan
riesgosos e inolvidables años. Un
interesante proyecto que aún espera a su autor.
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