Mostrando entradas con la etiqueta Nascimiento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Nascimiento. Mostrar todas las entradas

domingo, 7 de agosto de 2016

Cien Artistas, Cien Portadas (11) Sienna, Masereel, De la Fuente

Hace unos días se entregaron en Chile los Premios Pedro Sienna, y esto nos da la excusa para mostrar otra faceta de este multifacético artista. De igual forma el descubrimiento de un libro de los años treinta con grabados de madera de Franz Masereel nos llama la atención para destacar a un notable artista. Y finalmente una muestra de la época chilena en la vida de uno de los grandes artistas mundiales del cómic Víctor de la Fuente, nos permitirán completar esta entrega número 11 de la serie que comenzamos hace unos años.


SIENNA.  Leemos en Wikipedia que Pedro Sienna fue el seudónimo de Pedro Pérez Cordero  quien fue poeta, dramaturgo, periodista, crítico de arte, actor de teatro, productor, actor y director de cine. No dice allí que también incursionó como dibujante como puede verse en la portada de su libro de poesías sobre el mundo del teatro “El Tinglado de la Farsa” publicado en año 1922 bajo el sello Nascimiento y que destacamos hoy. Sus primeras poesías publicadas datan de 1917, y posteriormente lo vemos además publicando novelas y obras de teatro.  Para el año 1926 se dedicó al periodismo y literatura. En su honor, desde el año 2006 se entrega el premio que lleva su nombre para destacar la producción audiovisual chilena (cine) en las categorías habituales (mejor producción, director, actor, etc).



MASEREEL.  Franz Masereel fue un artista belga, uno de los más importantes creadores en el campo de la xilografía. Destacado pacifista, trató con frecuencia temas de interés social. Sale de Bélgica y se instala en Paris, en donde dice la leyenda, que fue un tal Queatre Boeufs, representante comercial de materiales para artistas, quién enseñó a Masereel los rudimentos del viejo oficio del grabado sobre madera, la xilografía. Su arraigado pacifismo lo hace instalarse en varias localidades y huir del ejército belga que lo buscaba para incorporarlo a sus filas. Se instala como voluntario de la Cruz Roja y dibuja, dibuja los horrores de la Primera Guerra Mundial. La editorial PAX en Santiago de Chile publicó el año 1936 la obra de Henri Barbusse “Algunos secretos del corazón” originalmente editada en 1921, que incluye no solo la portada de Masereel con un retrato del autor, sino que incluyó otras 24 iustraciones interiores. Su trabajo publicado en  1925 , simultáneamente en Francia y en Alemania, La ciudad (La ville/Die Stadt), novela en imágenes sobre la vida en la gran ciudad que refleja de forma clara las profundas desigualdades sociales, ha sido calificada como una de las grandes obras de narrativa gráfica del siglo XX.

Un artista digno de conocer. Como una excepción incorporamos a la portada dos de los grabados interiores de este libro.


  



DE LA FUENTE.  El dibujante Victor de la Fuente, múltiple laureado y reconocido por sus trabajos en el cómic, vivió varios años en Chile.  De su estadía es

muy poco lo que ha trascendido dado que en sus trabajos biográficos casi no la menciona. Sabemos que a su llegada logra trabajar para la industria editorial Zig-Zag, y hemos rastreado trabajos en formato de cómics en las revistas infantiles El Cabrito (entre 1946 y 1947). Posteriormente es probable que haya trabajado en publicidad y en portadas de libros e ilustraciones. Por ejemplo del año 1949 hemos podido localizar un libro con trabajos de ilustración interior de su autoría.  El libro es un trabajo de divulgación científica para jóvenes titulado “El Mundo Maravilloso de Pepe” de F. Ritserty que fue publicado en 1949.  Y del año 1952 es la portada que exhibimos hoy.  Posteriormente su última relación en Chile con el mundo de la historieta fue su recordada labor como director de El Peneca, transformado por él en El Intrépido Peneca, entre Diciembre de 1957 y Septiembre de 1958.  Para el año 1960 Víctor de la Fuente está nuevamente instalado en España, dejando atrás su etapa chilena.

El autor de la novela, José María Souvirón también español, vivió muchos años en Chile como académico y también colaborando en Zig-Zag. En 1953 volvió a España.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Regreso al Edén: una novela post-cataclísmica en Chile

Es “Regreso al Edén” una novela de comienzos de los años 60, parte de la historia de la CF chilena “hundida”, y bastante desparecida en las críticas y reseñas biográficas. El mundo se enfrasca en una guerra mundial destructiva. En la periferia los restantes países colapsan. En pocas páginas se ha desatado todo, y –sin mediar muchas palabras- nos encontramos con los protagonistas que huyen de la ciudad buscando llegar a su fundo. Instalados en una pequeña casa de mineros, en un cerro, desde allí observan como son destruidas su casa patronal y sus propiedades por los que hasta hace pocos días eran los inquilinos.

De los protagonistas, conocemos que son una familia. Los padres y sus tres hijos ya adolecentes (un hombre y dos mujeres). El narrador es el padre (Pablo). Al principio comen de los poco que han cargado consigo, y se señala que intentan obtener alimento de los bosques esfuerzo especialmente destacable en los dos hijos mayores. Descubren que en las planicies “algo” se instalado en el suelo aniquilando la vegetación y animales, y también les afecta a ellos si permanecen mucho tiempo en su contacto.

Finalmente, y luego de un par de meses al parecer, la familia se decide instalar en las ruinas de su propiedad –que esta en un terreno alto- en donde logran restaurar una especie de dignidad completamente perdida. Allí nos enteramos que la pareja no posee “afinidad  intima” achacándola el marido a una represiva educación católica de su esposa. Mientras ella le tilda de “comunista” en sus discusiones (antes y después del cataclismo).

Ya están establecidas, en las primeras 40 paginas los patrones de una clara novela post-cataclísmica, pero con muy transparentes rasgos chilenos.  Los protagonistas son una familia, tema muy querido en el discurso público del país. También ellos en el fundo muestran los rasgos más  notorios de la oligarquía territorial con el tratamiento y  existencia de los inquilinos, especie de servidumbre agrícola que en nuestro país comenzó a desaparecer recién a contar de 1964 con la Reforma Agraria impulsada por el gobierno de Eduardo Frei.

Comienza la adaptación a una vida más cerca de la naturaleza, y Pablo decide escribir todo en un diario.  Se las arreglan para sembrar.  Hacen aparejos y van de pesca.  En eso aparece una persona externa.  Un sobreviviente que anda con su carga en un burro a cuestas.  Antes fue estudiante universitario (medicina, arquitectura) según cuenta, y huyó en auto desde la capital, donde luego de varios eventos y quedarse sin combustible, traslada su carga a un burro.

Este nuevo integrante de la tribu, al parecer más una especie de político joven, Rafael Argensola, bueno para la dialéctica y la charla insulsa, genera atracción y repulsa. Pero se queda. Todos juntos buscan sembrar, y se involucran en las tareas agrícolas.  Se suma la captura de un grupo de cabras que están sueltas en los cerros. 

La relación de los jóvenes se pone algo tensa.  Claramente “la naturaleza llama” como escribe el protagonista, y ello genera una vuelta a necesidades básicas.  Logran hacer andar un vehículo y salen a los pueblos vecinos en búsqueda de bienes.   De dulce y agraz, aun cuando queda claro que no son “los únicos habitante sobre la faz de la Tierra”.

En una segunda salida, el resultado resulta desalentador. Ellos avanzan y logran llegar a un valle sembrado, se ve movimiento, y un hogar habitado.  Sorprendidos ingresan y lo que ven los deja anonadados.  Una mujer algo mayor, casi desnuda, los recibe y lo que les cuenta una historia que, nuevamente, nos lleva a los traumas de una sociedad reprimida.  Los que allí viven son un grupo algo grande de hombres, y solo la tienen a ella para satisfacer sus instintos.  Antes habían “conseguido” una mas joven, pero se murió debido a los malos tratos.  Además hay dos de ellos con inclinaciones homosexuales, pero que no son del gusto de la mayoría.  Les sugiere huyan lo mas rápido que puedan.  Logran reaccionar al ver la tropilla de hombres que viene corriendo del valle y arrancan en el vehículo usando sus armas de fuego.

Seguir narrando la historia solo significaría dejarlos sin sorpresa en una futura lectura. Digamos, por tanto, que al contrario de las novelas post-cataclísmicas norteamericanas de esos mismos años, el autor no desdeña meterse en el terreno sexual, de hecho termina siendo uno de los aspectos más relevantes de la novela.  Casi anticipando a la revolución sexual de la década de los 60’s, Meléndez se lanza al ruedo del tema de la educación represiva, la libertad individual, los derechos del líder, la fuerza de la naturaleza y los instintos.  Por otro lado, si podemos encontrar similitudes con las novelas anglosajonas en la fuerza por sobrevivir, en aprender viejos artes de caza, recolección y siembra, en los esfuerzos gregarios, pero en un entorno que es indistinguiblemente chileno.

Hemos podido encontrar una crítica al libro publicada el año 1963. Es una muestra de lo que debió ser una muestra clara de las opiniones de la época.  Allí se enfatiza que el grupo familiar fue transformándose en un “grupo disoluto y depravado”, en vez de ser, supongo, un ejemplo de virtud para trascender la humanidad.  Claramente una visión sesgada que muestra los mismos prejuicios que Melendez despliega en su obra, buscando interpretaciones que evitan pensar en términos “humanos” y siempre van en alturas religiosas.

Tal vez algo discursiva por instantes, la novela me ha dejado en general un buen sabor y su lectura es recomendada al interesado en la obra de CF en Chile.  Eso si, el nombre de la obra tiende a la confusión dado que parecer ser el de una obra religiosa, y le hubiera venido muy bien un cambio.

Sobre el autor: Destaquemos que el autor fue también pintor y dibujante, habiendo trabajado en ese arte un tiempo.  Por ejemplo a fines de los años 20 en la Editorial Nascimiento (como el trabajo expuesto aquí de Salvador Reyes), y posteriormente en el periódico El Diario Ilustrado.

Luis Meléndez Ortiz (1891 - 1988). Escritor y Pintor. Fue esposo de la poetisa Chela Reyes. En 1926 publicó su primera novela titulada “Torre de marfil”. Luego vendrían otras como: “Las mujeres están lejos” (1938), “El unicornio, la paloma y la serpiente” (1947), “Isabel Talbot” (1955) y “Regreso al Edén” (1960), y un texto de ensayos “¿Dónde, la puerta de escape?” (1965).


La portada de la única edición conocida de este libro
estuvo a cargo de Sergio García Moreno, sobre quien tenemos una entrada ya en BLOG.  El sello fue Zig-Zag, y la fecha de publicación 1960.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Mauricio Amster: Artista, Tipógrafo y Maestro

Mauricio Amster.  Reconocido tipógrafo y artista que llegó a Chile huyendo de las fuerzas fascistas que se apoderaron de España luego de una cruenta guerra civil, y como parte del extraordinario grupo de artistas y creadores que Pablo Neruda rescató con el barco Winnipeg, ciudadanos que España perdió pero que Chile ganó (parafraseando al sultán Ahmed II cuando el arribo a sus tierras de los expulsados judíos sefaradíes de España en el año 1492).

Llegado a Chile muy pronto Amster destacó en el rubro tipográfico en donde su buen hacer, profesionalidad y capacidad  le pronto permitieron renovar este algo lánguido arte entonces.


Fue maestro, académico universitario y su nombre está recordado además en un premio que honra el buen hacer bibliográfico: el premio Amster-Coré.  Además de su aspecto tipográfico, también era buen dibujante, y lo demostró en varias portadas que muestran un aspecto más bien minimalista, pero que luce muy bien y es apropiado al texto.


Mostramos aquí cuatro  ejemplos de su buen hacer, todas expresiones muy distintas pero todas con el virtuosismo que siempre lo caracterizó que no echó mano nada más que al talento contenido en claras líneas, y apropiados tipos de letras e ilustraciones.


Del año 1956 para el sello Nascimiento un trabajo para la novela de recuerdos de infancia del chileno Gonzalez Vera “Cuando era muchacho”.  Luego dos trabajos del mismo año (1964) para la editorial Zig-Zag, ambos trabajos de escritores europeos.  Y finalmente una muestra de su quehacer tipográfico e ilustrativo con la Colección Curiosa America, interesante trabajo de la Universidad de Chile rescatando obras de los siglos pretéritos como el exhibido aquí y que inauguró la colección.



En Internet se pueden encontrar muy interesantes aportes sobre su vida, incluyendo testimonios de quienes vivieron y trabajaron con él, y que recomendamos a los interesados en conocer más de este interesante artista.