miércoles, 8 de agosto de 2012

Breve Historia de la Revista El Cabrito

En 1941 la editorial Zig-Zag comenzó a publicar una nueva revista infantil, con el mismo tamaño que la revista El Peneca, y también dirigida por Elvira Santa Cruz (Roxane).  La gran diferencia entre ambas publicaciones estaba en el enfoque explícitamente cultural que se le deseó entregar: recrear educando.  Otras diferencias estaban en el staff de artistas, y en la calidad del papel, notablemente inferior. En los primeros ejemplares las páginas de portada eran a todo color, y además se incluyó una segunda página al centro también a color.
    

El artista principal era Lautaro Alvial B, quién tenía además un conjunto de otros dibujantes incluyendo su hermano mellizo Anibal. También en estos primeros ejemplares destacaban los trabajos de Walterio Millar, con una adaptación de “Cuatro Remos”, y una sección “De nuestra historia”.  Mas adelante Millar publicaría una Historia de Chile ilustrada, que sería muy popular en los años 50’s y 60’s. También trabajos de Henriette Morvan, con notas, adaptaciones y cuentos.
  
Pronto el nombre de Roxane deja de aparecer como directora, y cerca del ejemplar número 50, El Cabrito aumenta su tamaño, mismo que mantendría  hasta el fin de la revista, y eliminó la página central a todo color.  En la parte historietas se suma “Pacha Pulay”, luego “El zar de los abimos” y “El nuevo Aladino” ambas al parecer de origen extranjero. De entre los trabajos de chilenos se suma un trabajo de Christie, con globos de texto y autoconclusiva: “Aventuras de dos ‘cabros’ y un cabrito” (en donde el término ‘cabros’ se aplica coloquialmente a niño).
Henriette Morvan que venía colaborando desde el comienzo, es nombrada directora, y ya acercándonos al primer centenar de ejemplares, aparece la Ciencia-Ficción.  Una primera con la historieta de Flash Gordon, extrañamente titulada como “Yarko el invencible” y con el folletín "El avión invisible”, versión de la novela clásica  de Albert Bailly de 1929 y que ya en 1931 había publicado Zig-Zag en la colección Universo.
Una característica importante es la permanente y amplia cantidad de colaboraciones de los lectores: dibujos, anécdotas, poesías, humor, historia, etc muchas veces todos ellos impulsados por concursos.   Esta interacción nunca fue disminuida, sino al contrario, siempre fue incentivada, ocupando siempre al menos dos de las paginas de la revista.
También cerca de la centena hace su aparición en portada los trabajos de Adduard, todavía con excepciones como por ejemplo el 99 un trabajo de L. Alvial sobre B. Vicuña Mackenna. Muy pronto monopolizaría las portadas  con este niño mofletudo, y sus otros amigos todos de idénticas características.
   
Dentro de los trabajos en su interior, se comienza a dar ahora un fuerte impulso al trabajo de chilenos.  Primero con folletines ilustrados, y muy pronto con historietas apoyadas en texto.  En conjunto uno que otro trabajo extranjero: Bufalo Bill, de Harry O’Neil, y Peter Pan de Mo’leff.  Los dibujantes nuevos que comienzan a destacar: J. Escudero, Hortensia, Lagosin.  Vemos también a Rabello, y dentro de los trabajos fantásticos destacamos.   La adaptación de Lagosin para El Reino de Mar, de A. Conan Doyle.  Luego el trabajo de Sergio Rojas sobre la novela de H.G Wells Los Primeros Hombres en la Luna.   Terminando la anterior comienza la adaptación de Alcibiades Cuevas al trabajo de Rosny, La Muerte de la Tierra. Un trabajo juvenil de un colaborador colegial devenido en artista, Las Píldoras Voladoras de J. Otero.  En sus últimos veinte ejemplares dos nuevas series, por los nuevos integrantes del equipo. Primero Paladines del Aire, resultado del trabajo de Pedro Nolasco en el texto, y Arthur en los dibujos.  Ambos artistas habían comenzado a colaborar en ediciones recientes. 

La segunda obra es Kao, el superhéroe del futuro chileno. Ambos trabajos quedan inconclusos al cortar Zig-Zag la publicación de la revista en el ejemplar 362 (a fines de Septiembre de 1948), justo cuando la revista se aprestaba a celebrar su séptimo aniversario. Aun cuando Morvan señala en la editorial de despedida que el motivo fue un problema de costos, personalmente creo que fue un tema de enfocar la demanda de revistas infantiles en El Peneca, y para eso abandonar El Cabrito.  Creo esto porque claramente el mercado quedó “en demanda” y al año siguiente cuatro nuevas revistas salieron a quioscos: Simbad, Aladino (de la que contamos su historia en una entrada anterior), Condorito (Core) y Okey.

2 comentarios:

CANTELLI dijo...

Excelente descripción histórica de este legado de la gráfica ilustrada de Chile.

Gracias Moisés.

E. C. Flores.


Cantelli. (Enrique Cristian Morales Flores)

Moises Hasson dijo...

Gracias por los comentarios.

Un abrazo. Moisés